Frutas y verduras
Las frutas y las verduras son ricas en antioxidantes. El estrés oxidativo hace que en el cuerpo exista un exceso de sustancias oxidantes o radicales libres que favorecen la inflamación. Las sustancias antioxidantes, si están presentes en cantidad suficiente, son capaces de contrarrestar el efecto proinflamatorio de los radicales libres.
Omega-3
Varios estudios han demostrado las acciones antiinflamatorias de los ácidos grasos omega-3: reducción de la inflamación y del dolor articular, regulación de la presión arterial, reducción de los niveles de triglicéridos en sangre, disminución del riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes, mejoría de trastornos digestivos o la prevención de algunos tipos de cáncer.
Son alimentos ricos en omega-3 los pescados azules (salmón, caballa, sardinas, boquerones, etc.), las nueces y las semillas de chía y de lino. Para beneficiarte de sus propiedades, come 3 raciones de pescado azul a la semana, y un puñado de nueces3 cada día.
Es importante que exista un equilibrio entre el aporte de ácidos grasos omega-3 y omega-6. Cuando hay una desproporción entre estas grasas en la dieta, puede aparecer inflamación. Por ello, prioriza el consumo de pescado azul y nueces, y reduce el de carne, aceites vegetales (excepto aceite de oliva) y alimentos industriales y excesivamente procesados.
Aceite de oliva
El aceite de oliva virgen extra es rico en ácidos grasos monoinsaturados, los cuales han demostrado reducir el riesgo de enfermedad coronaria. Además, contiene antioxidantes y es fuente de vitamina E. El aceite de oliva contiene también un compuesto llamado oleocantal, con propiedades farmacológicas antiinflamatorias comparables al ibuprofeno.
Probióticos y prebióticos
Nuestra microbiota intestinal juega un papel muy importante en la manera en la que percibimos el dolor. Por ello, es muy importante mantener una composición microbiana adecuada y equilibrada. Para conseguirla, consume probióticos con regularidad, en forma de lácteos y vegetales fermentados (yogur, kéfir, chucrut, etc.) y alimentos prebióticos, ricos en fibra para “alimentar” a nuestras bacterias buenas.
Por último, cuida tu peso. El exceso de peso y una dieta excesivamente calórica se asocian a mayor dolor.
Si estás buscando asesoramiento nutricional para mejorar tu alimentación y tu salud, anímate a solicitar una consulta conmigo escribiendo a mi correo: consulta@alejandramatamoros.com. Estaré encantada de ayudarte.
Espero que os haya gustado ¡Gracias por leerme!
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